Desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi Nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi Nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi Nombre entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos. Malaquías 1:11
Invitatorio y Salterio
Señor, abre nuestros labios.
Y nuestra boca proclamará tu alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!
El Señor ha manifestado su gloria: vengan y adorémosle.
Jubilate Salmo 100
Regocíjense en el Señor, pueblos todos; *
sirvan al Señor con alegría;
vengan ante su presencia con cánticos.
Sepan que el Señor es Dios; *
él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas con acción de gracias,
en sus atrios con alabanza; *
denle gracias, y bendigan su Nombre;
Porque el Señor es bueno;
para siempre es su misericordia; *
su fidelidad perdura de generación en generación.
Salmo 66
Aclamen a Dios, toda la tierra; *
canten la gloria de su Nombre;
canten la gloria de su alabanza.
Digan a Dios: "¡Cuán asombrosas tus obras! *
Por la grandeza de tu poder se someten a ti tus enemigos.
Toda la tierra te adora; *
te canta, canta tu Nombre".
Vengan, y vean las obras de Dios, *
¡cuán temibles sus proezas para el género humano!
Convirtió el mar en tierra seca,
para que atravesaran el agua a pie; *
y allí nos alegramos en él.
En su poder él se enseñorea eternamente;
sus ojos atalayan sobre las naciones; *
que no se subleven los rebeldes.
Bendigan, pueblos, a nuestro Dios; *
hagan oír la voz de su alabanza.
El es quien preserva a nuestra alma en vida; *
y no permite que nuestros pies resbalen;
Porque tú, oh Dios, nos probaste; *
nos refinaste como refinan la plata.
Nos metiste en la red; *
pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
Hiciste cabalgar enemigos sobre nuestra cabeza;
atravesamos por fuego y agua; *
pero nos sacaste a un lugar de abundancia.
Entraré a tu casa con holocaustos, y te pagaré mis votos, *
los que pronunciaron mis labios,
y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
Te ofreceré holocaustos de animales cebados, con sahumerios de carneros; *
inmolaré bueyes y cabros.
Vengan, oigan, cuantos temen a Dios, *
y les contaré lo que ha hecho conmigo.
A él clamé con mi boca, *
y lo ensalzó mi lengua.
Si yo tuviese maldad en mi corazón, *
mi Soberano no me habría escuchado;
Mas ciertamente me escuchó Dios, *
y atendió a la voz de mi súplica.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración, *
ni me retiró su favor.
Salmo 67
Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga, *
haga resplandecer su rostro y venga a nosotros.
Sean conocidos en la tierra tus caminos, *
en todas las naciones tu salvación.
Te alaben los pueblos, oh Dios; *
todos los pueblos te alaben.
Alégrense las naciones y aclamen con júbilo, *
porque juzgas los pueblos con equidad, y diriges todas las naciones de la tierra.
Te alaben los pueblos, oh Dios; *
todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto; *
nos bendiga Dios, el Dios nuestro.
Dios nos bendiga; *
témanlo todos los confines de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Las Lecciones
Isaías 62:6-12
Jerusalén, en tus murallas he puesto centinelas
que ni de día ni de noche dejan de decir:
"No se queden callados los que invocan al Señor,
no lo dejen descansar
hasta que haya reconstruido a Jerusalén
y haya hecho que todo el mundo la alabe."
El Señor ha jurado
alzando su poderoso brazo derecho:
"Nunca más permitiré
que tus enemigos se coman tu trigo
ni que los extranjeros se beban el vino
que has hecho con tu trabajo;
sino que ustedes mismos recogerán la cosecha,
se la comerán y me alabarán a mí;
y recogerán las uvas y beberán el vino
en los atrios de mi santo templo."
Salgan, salgan por las puertas,
preparen el camino para mi pueblo.
Construyan con cuidado la calzada
y límpienla de piedras;
levanten la señal para llamar a las naciones.
El Señor anuncia esto
hasta el extremo de la tierra:
"Digan a la ciudad de Sión
que ha llegado ya su salvador.
El Señor trae a su pueblo
después de haberlo rescatado."
A los israelitas los llamarán "El pueblo santo",
"Los libertados por el Señor",
y a Jerusalén, "La ciudad deseada",
"La ciudad no abandonada".
Cántico de Zacarías Benedictus Dominus Deus
San Lucas 1:68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, *
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
Suscitándonos un poderoso Salvador *
en la casa de David su siervo,
Según lo había predicho desde antiguo *
por boca de sus santos profetas.
Es el Salvador que nos libra de nuestros enemigos,
y de la mano de todos los que nos odian,
Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, *
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán;
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos, *
le sirvamos con santidad y justicia
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, *
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, *
Anunciando a su pueblo la salvación, *
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, *
nos visitará el sol que nace de lo alto,
Para iluminar a los que viven en tinieblas y
en sombra de muerte, *
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
1 Juan 2:3-11
Si obedecemos los mandamientos de Dios, podemos estar seguros de que hemos llegado a conocerlo. Pero si alguno dice: "Yo lo conozco", y no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no hay verdad en él. En cambio, si uno obedece su palabra, en él se ha perfeccionado verdaderamente el amor de Dios, y de ese modo sabemos que estamos unidos a él. El que dice que está unido a Dios, debe vivir como vivió Jesucristo. Queridos hermanos, este mandamiento que les escribo no es nuevo: es el mismo que ustedes recibieron desde el principio. Este mandamiento antiguo es el mensaje que ya oyeron. Y, sin embargo, esto que les escribo es un mandamiento nuevo, que es verdad tanto en Cristo como en ustedes, porque la oscuridad va pasando y ya brilla la luz verdadera. Si alguno dice que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano vive en la luz, y no hay nada que lo haga caer. Pero el que odia a su hermano vive y anda en la oscuridad, y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo ha dejado ciego.
Te Deum Te Deum laudamus
A ti, como Dios, te alabamos;
a ti, Señor, te reconocemos;
a ti, eterno Padre, te venera toda la tierra.
Los ángeles todos, los cielos y todas
las potestades te honran;
los querubines y serafines te cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
la brillante muchedumbre de los mártires.
A ti te glorifica la santa Iglesia por todo el orbe;
A ti, Padre de majestad inmensa,
a tu adorable, verdadero y único Hijo,
también al Espíritu Santo, el Paráclito.
Tú eres el Rey de la gloria, oh Cristo;
tú eres el Hijo único del Padre;
tú, al hacerte hombre para salvarnos,
no desdeñaste el seno de la Virgen.
Tú, quebrantando el aguijón de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú estás sentado a la derecha del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos contemos entre tus santos.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.
Plegarias
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
A
Señor, muéstranos tu misericordia;
Y concédenos tu salvación.
Reviste a tus ministros de justicia;
Que cante tu pueblo de júbilo.
Establece, Señor, la paz en todo el mundo;
Porque sólo en ti vivimos seguros.
Protege, Señor, a esta nación;
Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.
Que se conozcan en la tierra tus caminos;
Y entre los pueblos tu salvación.
Señor, que no se olvide a los necesitados;
Ni se arranque la esperanza a los pobres.
Señor, crea en nosotros un corazón limpio;
Y susténtanos con tu Santo Espíritu.
Oh Dios, tú nos alegras con el recuerdo semanal de la gloriosa resurrección de tu Hijo nuestro Señor: Concédenos tal bendición en este día, mediante nuestra adoración, que ocupemos todos los días de esta semana en tu favor; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oh Dios, fortaleza de los que ponen su confianza en ti: Acepta con misericordia nuestras súplicas, y puesto que, por nuestra flaqueza, no podemos hacer nada bueno sin ti, danos el auxilio de tu gracia; para que, al guardar tus mandamientos, te agrademos, tanto de voluntad como de hecho; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.
Puede seguir intercesiones y acciones de gracias
Oración de San Juan Crisóstomo
Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14
Oficio para el Mediodía
Oh Dios, dígnate librarnos.
Señor, apresúrate a socorrernos.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!
Salmo 119 Lucerna pedibus meis
Lámpara es a mis pies tu palabra, *
y lumbrera en mi camino.
He jurado y estoy resuelto *
a guardar tus rectos juicios.
Afligido estoy en gran manera; *
vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.
Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *
y enséñame tus juicios.
Mi vida está siempre en peligro; *
por tanto no olvido tu ley.
Me tendieron lazo los malvados, *
pero yo no me desvié de tus mandamientos.
Son tus decretos mi herencia eterna, *
en verdad, el gozo de mi corazón.
Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *
eternamente y hasta el fin.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5
Demos gracias a Dios.
Demos gracias a Dios.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Señor, escucha nuestra oración;
Y llegue a ti nuestro clamor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.
Se puede ofrecer intercesiones libres.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.